No era un profesional, solo un aficionado, pero que supo dar en la vida muchas cosas además de su arte. Se llamaba Pedro Villegas, y su muñeco, el Ñato Lechuga. Papá de Marcelito Villegas, jóven discapacitado a quien capacitó para la vida, y juntos los tres, fundaron un movimiento para artistas discapacitados, para demostrar al mundo que el único que carece de sentidos es aquel que no quiere ponerlos en práctica para entender a los demás y comprender que él mismo es un Ser Humano y como tal, debe ejercer funciones en la vida, Solidariad, Generosidad, Comprensión y Respeto. Cada Ser Humano es un artista en la vida, protagoniza un papel excelente como así uno deningrante. Los actores interpretamos a ambos y permitimos la elección. Pedro Villegas fue un grande, actuaba siempre para funciones de beneficencia sin pedir nada a cambio, ni siquiera plaquetas o diplomas, solo se conformaba con el aplauso del público y con la sonrisa de aquellos para quien ofrecía su colaboración desinteresada, entre ellos su propio hijo.
Querido Pedro, no tuve el agrado de conocerlo personalmente, pero conociendo su historia es como haberlo hecho, y lamento, lamentamos su partida, apúrese que en el camino todavía estará llegando don Wilson, ahora son más para preparar el show en el cielo, desde aquí vaya el aplauso de sus colegas ventrílocuos, los hombres que damos vida a pesar de la muerte.
Querido Pedro, no tuve el agrado de conocerlo personalmente, pero conociendo su historia es como haberlo hecho, y lamento, lamentamos su partida, apúrese que en el camino todavía estará llegando don Wilson, ahora son más para preparar el show en el cielo, desde aquí vaya el aplauso de sus colegas ventrílocuos, los hombres que damos vida a pesar de la muerte.