Muchas cosas suceden en la vida que nos demuestran que aceleramos nuestros tiempos y más de una vez no pensamos, solo perseguimos objetivos o saltamos de una piedra a la otra evitando caernos en un mar profundo con monstruos que nos pueden devorar. Esos son la envidia, el odio, el rencor, la depresión, la insensibilidad, y por sobre todo, común en todos los casos la estupidez humana, algo así como la escencia de nuestro ser.
Por eso es meritorio desear superarla, aprender a dar el valor que tienen las cosas pero más que las cosas, los otros Seres Humanos, porque tienen inteligencia, sentidos, y un corazón igual al nuestro. Lo importante es trabajar por una calidad espieritual, física e intelectual personal sin necesidad de competencias, sino por la propia satisfacción de lograr el objetivo más importante de la vida, Dar y Recibir Amor, Ser agradables a Dios e intentar que todos y todo a nuestro lado lo sea.
Más de una vez troperazemos con obstáculos de seres que son incorregibles, aunque no creo que sea difinitivo, tal vez en un lapso mayor de tiempo, también aprendan lo hermoso que es vivir y sobre todo compartir, dejar las ambiciones personales de lado y trabajar por un mundo mejor.
A veces, como en nustra historia, nos encontramos con otros seres maravillosos que practican el grato arte de vivir y por un quitame de ahí esas pajas, podemos llegar a perder la oportunidad de conocerlos, conocer su verdadera identidad y gozar de su compañía y amistad.
Eso solo se logra cuando ambas partes de una contienda, luego de cruzarse en un intercambio inoortuno de ideas, o tal vez vano enfrentamiento porque no obedece a valores realmente importante, ven que al final del camino existe una luz pequeña y se acercan a ella para mirarla de cerca y es allí cuando esa luz, la luz de la verdad emerge grandiosa e inmensamente fulgurante para dar un toque de claridad a nuestra vida y aquel enfrentamiento pasa a ser anecdótico y hasta cómico para convertirse en un tesoro de valores humanos que se acrecentará día a día, como una planta que mientras la reguemos y cuidemos nos brindará su belleza y las flores su fragancia.
Con Edmundo Miller sucedió algo así, ya no importa qué sucedió, lo importante es que ambos vimos esa lucesita y fuimos por ella, hoy es motivo de orgullo y honor poder decir que se ha sumado a la comunidad de locos que hablamos con muñecos, nuestro AMIGO EDMUNDO MILLER, ventrílocuo y mago mexicano, hijo del increíble artista PACO MILLER su padre, a quien honra con mantener la trayectoria exitosa brindando su arte en México y en todo país que requiera su presencia.
Edmundo ya es uno de los nuestros y nosotros somos muchos amigos más en la agenda de su corazón, y deseo darle la Bienvenida al Círculo Ventrílocuos Argentinos CIVEAR, por medio de este Blog, en un simbólico abrazo latinoamericano.
Miguel Angel Lembo